sábado, 2 de abril de 2011

El Santo Rosario y su milagro: Ingrid Betancourt



Nuestra Madre María santísima, se apareció a los tres pastores un trece de Mayo para invocarles que den a conocer el Santo Rosario, que es en sí una corona de rosas que ofrecemos a nuestra madre, reconociendo que necesitamos de ella y que todo viene por Cristo, incluso nuestra Madre, en palabras de nuestro Papa Benedicto XVI, es necesario también recordad que el Papa Juan Pablo II, era un amante  fervoroso del rezo del Santo Rosario, sin embargo muchos de los católicos no hemos encontrado a la virgen María en nuestras oraciones, ni hemos aprendido a abandonarnos en los brazos de nuestra madre celestial a traves del rezo del Santo Rosario, como les comente hace unos días es recién desde éste año que me estoy enamorando de verdad de mi madre María Auxiliadora, a quien le elevo todos los días mis oraciones a través del Santo Rosario; y el mundo que aveces espera milagros para creer, ha puesto los ojos en esta mujer: Ingrid Betancourt, quien se ha abandona en María, conservando siempre la Esperanza, la cual nunca debe perderse, y esa necesidad de sentirse cerca de nuestra madre celestial y de nuestro Señor Jesús, reflejado para mi en mi Cristo moreno Señor de los Milagros, que la lleva a elaborar un rosario rústico, pero muy significativo, la fe en Cristo y en María ha sido la roca de ésta mujer que no ha desfallecido y se ha entregado a la voluntad del padre, dejando de lado muchas necesidades mundanas y aprendiendo a encontrar a Dios en la sencillez, entonces cabe la pregunta ¿Somos nosotros capaces de abandonarnos en nuestro Señor y nuestra madre María y dejar de lado nuestra soberbia?, dejar de preocuparnos por cosas mundanas y dedicarnos a la oración , que maravillosamente hace toda mi vida tan distinta y a la vez tan simple, y así también puede ocurrir contigo.


La fe de Ingrid Betancourt, logro que sea liberada, en paz sin realizar ni un sólo disparo, ese es nuestro Dios un Dios de Paz, y así tenemos que ser nosotros.

Quería traer a la mente algunas palabras de Ingrid Betancourt:

En un secuestro uno deja muchas plumas, como la soberbia, la terquedad... Llegué (a la selva) con una cantidad de necedades..., pero termina uno zafándose de eso, liberándose. La mano de la Virgen en este proceso es clara para mí. 


Simplemente, uno tiene dos opciones: odiar, o entregarse a Dios y buscar en una espiritualidad mayor la paz del corazón. No los odio... Que Dios bendiga a mis captores. Espero que esta experiencia les permita cambiar su corazón. Es la hora de que rectifiquen...



Todos podemos ser ángeles o demonios para los demás. Cada uno de nosotros en su interior puede ser extraordinariamente bueno y extraordinariamente malo. Y todos podemos caer en ese horror de ser lobos para otros.



"Yo bendigo a mis enemigos, porque eso nos lo pidió Dios. Creo que hay que bendecir a los que nos hacen daño y al hacerlo uno se fortalece. El odio es un sentimiento que le hace daño a uno mismo. Nos quita dignidad y grandeza. Es como una cadena"


Lo que es cierto es que tengo una fe inmensa. Pienso que mi liberación es un milagro. Lo pienso realmente. Antes tenía fe, pero era una fe ritual. Creía, sí, pero sin mucha preocupación. En la jungla, no podía despreocuparme. La fe ha sido mi fuerza, una presencia absoluta. La veo y puedo tocarla... Todo se lo debo a Dios... Pertenezco a Jesús. Soy de su Sagrado Corazón y no he desfallecido ni un momento en la oración...

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